lunes, 21 de junio de 2010

Comentarios




















Serenidad y sosiego, conjunción de armonía y belleza se aúnan en las acuarelas de Diego A. Gómez Blanco. Su contemplación nos sumerje en la placidez de los atardeceres marinos, en el envolvente rumor de los ríos sombríos, en la quietud de los campos galaicos o de sus centenarias edificaciones.

Tal vez sea el contrapunto de un espíritu inquieto, pues Diego es enormemente activo, siempre dispuestos a afrontar nuevos retos, a ilusionarse con nuevos proyectos, capaz de contagiar su entusiasmo a quienes lo rodean. Y siempre conjugando su profesión, como arquitecto técnico y graduado en artes aplicadas, con su pasión por el arte. Nunca dejó de pintar desde que, siendo muy joven, se inició en la técnica de la acuarela.

Sus pinceles interpretan la naturaleza para crear paisajes que, en ocasiones , nos evocan tiempos vividos, plenos de nostalgia, y otras veces nos anticipan la primavera que se aproxima, en el transcurrir cíclico del tiempo. Y también nos hacen viajar por otras tierras, por las doradas y rojizas llanuras castellanas, por la profusión de tonos ocres de los volcanes y valles canarios en contraste con el cromatismo de sus flores...

Hoy Diego nos muestra su obra, su creatividad, reservada hasta ahora para su propio disfrute y el de sus amigos. Dejemos que sus acuarelas, repletas de emoción y ternura, nos hablen, nos sugieran sensaciones.Porque como escribió en filósofo Hegel:

"La obra de arte no está para sí, sino para nosotros, para un público que mira y goza... un diálogo con quien se halla con ella"

No hay comentarios:

Publicar un comentario